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DE LA BIOMEDICINA A LA INFOMEDICINA
La transición del siglo
XIX al siglo XX se caracterizó por un gran desarrollo de las
ciencias exactas, las "ciencias duras", o sean las matemáticas,
la física y la química, lo cual llevó a una mejor
concepción del universo y de su evolución.
Niels Bohr, físico
danés, es autor de una teoría básica sobre la
estructura del átomo. En 1922 recibió el Premio Nobel.
Albert Einstein, físico alemán nacido en Ulm, nacionalizado
en EUA, formuló la teoría general de la relatividad,
con la cual revolucionó la física y nuestra concepción
del espacio y del tiempo. Fue galardonado con el Premio Nobel en 1921.
En la época actual, Stephen W. Hawking y Roger Penrose, físicos
y matemáticos de las Universidades de Cambridge y Oxford, respectivamente,
han hecho la más moderna formulación de la teoría
sobre la naturaleza del espacio y el tiempo.
Tal desarrollo de las ciencias
"duras" culminó, por una parte en el Proyecto Manhattan,
la bomba atómica, y por otra en la Misión Apolo, que
logró llevar a seres humanos a la luna.
Tan deslumbrantes avances
científicos contrastaban, en la primera mitad del siglo XX,
con lo que parecía ser un lento progreso de las ciencias biológicas,
las cuales aparecían estancadas. En efecto, era poco lo que
se había logrado desde Mendell, Darwin y Pasteur.
Pero a comienzos de la segunda
mitad del siglo XX se logró dilucidar la estructura molecular
del ADN por el norteamericano James D. Watson y el británico
Francis Crick, el trascendental descubrimiento realizado en el Laboratorio
Cavendish de la Universidad de Cambridge, que les valdría,
junto con Maurice Wilkins, el Premio Nobel en 1962. La secuencia de
sólo cuatro bases nucleotídicas en la estructura del
ADN determinan la información contenida en el interior del
gen. Rápidamente el descubrimiento generó el desarrollo
de técnicas para el aislamiento y la fragmentación de
genes, la clonación de genes enteros, la inducción de
mutaciones específicas y la inserción de secuencias
génicas en células bacterianas para otorgarles la capacidad
de sintetizar productos biológicamente activos, como la insulina,
el interferón y muchos otros.
Tan prodigioso avance de la
biotecnología a partir del descubrimiento de Watson y Crick,
ha sido justamente denominado "El Octavo Día de la Creación"
por Horace Freeland Judson en su libro sobre los gestores de la revolución
biológica de la segunda mitad del siglo XX.
El rápido avance de
la biología a partir del descubrimiento de la estructura del
ADN llevó a la creación de una nueva ciencia, la biología
molecular, la cual representa, realmente, una nueva y profunda
comprensión de las bases de la vida misma y de los mecanismos
de la enfermedad. Ello significa una revolución biomolecular,
la cual habría de habría de ejercer un efecto sobre
la estructura de la medicina más profundo que el de la revolución
industrial sobre la estructura de la sociedad (Lowenstein 1997). La
revolución biomolecualr se tradujo en una correspondiente revolución
en la medicina, que pasó entonces de ser un arte para convertirse
en una verdadera ciencia, "la más joven de las ciencias"
en palabras de Lewis Thomas, y se creó un verdadero paradigma,
el de la biomedicina, que ha dominado el último cuarto
del siglo XX.
En su obra publicada en 1987,
"La Segunda Revolución Médica, de la
Biomedicina a la Infomedicina", Laurence Foss y Kenneth Rothenberg
plantean una segunda revolución médica en términos
de una consideración teórica y filosófica que
crea el puente entre los fundamentos de la biomedicina y los de la
infomedicina.
La percepción cibernética
de Moss y Rothenberg de la persona humana como un sistema organizado,
la aplicación de la teoría de los sistemas y su visión
de los niveles de organización, o sea de complejidad, que determinan
no sólo la estructura y función del cuerpo sino también
su estado de bienestar o de enfermedad, los llevan a su trascendental
y bien construido planteamiento. La transición de la concepción
biomédica de nuestra ciencia a una concepción infomédica
significa un cambio paradigmático, una variación de
una estrategia de ingeniería biológica a una estrategia
claramente cibernética, de un modelo de ingeniería celular
a un modelo de comunicaciones, a un modelo informático.
El arrollador avance de las
comunicaciones, un fenómeno característico del siglo
XX, han hecho que nuestra época sea llamada la era de
las comunicaciones. Gracias a ello se ha producido un acervo
de información, la cual cada día es de más fácil
acceso y ágil transmisión. Por ello es justo llamar
la era actual la era de la información o era
de la informática.
La teoría de la
información se deriva de los planteamientos hechos en 1939
por Claude Shannon sobre teoría matemática de la comunicación.
Se denomina informática
a la técnica -algunos consideran que ya es una ciencia- que
trata de la información, y más específicamente
de la sistematización (medios automatizados) de la información.
Y de los medios automatizados el computador es el paradigma.
En medicina es particularmente
notoria y tiene especial pertinencia la revolución de la información,
puesto que el ejercicio de la profesión médica no es
sino un ejercicio en el manejo de la información, y un servicio
de salud es, en esencia, un sistema de información.
La aplicación y la
forma de aplicar el conocimiento médico sistematizado tienen
impacto directo sobre el diseño y la operación de cualquier
sistema de salud.
La informática, o sea
la ciencia y la tecnología del manejo de la información,
con su avance acelerado presenta para la ciencia biomédica
un nuevo y esplendoroso panorama, que da una dimensión y un
significado adicionales al planteamiento de Foss y Rothenberg hecho
en 1987 sobre la Segunda Revolución Médica, la
de la biomedicina a la infomedicina. Para estos autores la
información es entendida en su sentido etimológico,
como un agente activo, como algo que informa al mundo
material.
Cibernética antes de
la mitad del siglo se refería a los mecanismos de alimentación
y retroalimentación de los seres vivos. Más recientemente
el término cibernética se refirió a los sistemas
de alimentación y retroalimentación de las máquinas,
incluyendo el computador y los órganos artificiales.
Cibernética se refiere,
según la Enciclopedia Británica, a la teoría
del control aplicada a los sistemas complejos.
El computador se ha
convertido en un componente esencial del diario devenir: afecta todas
las actividades de la vida moderna, incluyendo la ciencia, el trabajo,
la salud, la educación, las finanzas, el transporte, el entretenimiento.
En cuanto a la aceptación
universal del computador, se ha comparado la situación a la
de la humanidad de hace casi 100 años, cuando apareció
el automóvil. En un principio se lo consideró como una
máquina exótica, compleja y lenta, tal vez con un potencial
para el futuro. Hoy la humanidad acepta el computador y lo incorpora
a su vida en forma tan universal como lo hace con el automóvil.
Es un ente ubicuo en la sociedad actual.
Así como el automóvil
es un amplificador de la capacidad de locomoción del hombre,
el computador es un poderoso amplificador de su capacidad intelectual,
pero también de su cultura y humanismo, por cuanto posee un
potencial casi ilimitado para almacenar información, en multimedia
(texto, sonido, animación, vídeo), que la hace fácilmente
asequible en tiempo real y sin límites de espacio ni distancia.
Tal como el ciudadano del
siglo XVIII, el de la era de la razón, tendría gran
dificultad en prever el cambio del mundo inducido por la electricidad,
las telecomunicaciones, el transporte en jet y la biotecnología,
los que vivimos a finales del siglo XX también encontramos
difícil asimilar el impacto de la gran fuerza evolucionaria
que está remodelando nuestro mundo: la fusión del computador
con la tecnología de las comunicaciones, lo cual era apenas
un sueño en 1991 y hoy es ya una plena realidad (Editors 1995).
El computador personal se
constituyó en un elemento omnipresente en nuestra vida diaria;
se construyen "edificios inteligentes", y las nuevas oficinas
y residencias tienen pantallas electrónicas incorporadas a
las paredes. La ubicuidad del computador multimedia como instrumento
sin par para el manejo de las comunicaciones es una característica
definida de nuestra época de fines del siglo XX (Weiser 1995).
Como lo expresa M. Alonso
(1996), uno de los más importantes componentes de la revolución
de la informática, lo que él denomina infotec,
es el computador personal, una combinación única de
transistores (hardware) y de instrucciones lógicas (software)
que ha penetrado oficinas, laboratorios, hospitales, negocios, industrias,
escuelas y hogares. Pero la revolución de la infotec
no ha sido posible por los computadores en forma aislada, sino por
su intercomunicación para constituir redes con la capacidad
para intercambiar información (Alonso 1996).
La inteligencia artificial
(IA) es un nuevo campo de amplia perspectiva en la cencia moderna.
El punto de partida de la IA generalmente se lo asocia con una pequeña
conferencia celebrada en Darmouth College con el auspicio de la Fundación
Rockefeller, The Darmouth Summer Research Project on Artificial
Intelligence, en el verano de 1956 (Crevier 1996; McCorduck 1991),
propuesta por John McCarthy, Marvin Minsky, Claude Shanon y Nathaniel
Rochester. Participaron diez personajes importantes, provenientes
de diversas disciplinas, en el reparto de este drama llamado Inteligencia
Artificial (Crevier 1996; McCorduck 1991). Minsky, McCarthy y Edward
Feigenbaum anunciaron confiadamente el advenimiento de la era de las
máquinas que piensan, y pronosticaron su rápido desarrollo,
en no más de 20 años. Hoy reconocemos tal predicción
cronológica como algo ingenuo (Freedman 1994). Según
Crevier (1996) y Ganascia (1994), fue John McCarthy quien propuso
crear una nueva disciplina a la que se denominaría inteligencia
artificial y que apuntaría a reproducir comportamientos
inteligentes con ayuda de una máquina.
¿Qué se entiende por
IA, y como se la define? Maureen Caudill en su libro In Our
Own Image ofrece algunas definiciones adecuadas: "La
IA puede ser definida como el esfuerzo por reproducir el comportamiento
del ser humano a través de procesos (aquí se podría
añadir de inferencia) secuenciales sucesivos. La IA
busca maneras de hacer a los computadores más inteligentes
en su comportamiento aprovechando su capacidad deliberada y secuencial
de ejecución de procesos a fin de simular el proceso secuencial
del razonamiento lógico." Daniel Crevier (1996) de la
Universidad de Quebec ha publicado una monografía que es al
mismo tiempo una historia intelectual y un relato sorbe el desarrollo
de la inteligencia artificial, que es también un proceso lento
pero constante de adquisición de conocimiento acerca del medio
en que los humanos piensan.
Caudill expresa que "definir
la IA es difícil, por cuanto son muchas las aplicaciones que
cubre la sombrilla de la IA. Sin embargo, una manera de describir
la IA es a través de los problemas que intente resolver. Existen
dos categorías de problemas en lo referente a IA: asuntos fundamentales
y aplicaciones finales."
Como lo afirma Crevier (1996),
muchos de los que se dedican a la IA aceptan la definición
que de ella dio Minsky, del MIT: "La IA es la ciencia de construir
máquinas para que hagan cosas que, si las hicieran los hombres,
requerirían inteligencia."
La lista de aplicaciones de
la IA incluye asuntos tales como robótica, comprensión
del lenguaje natural (comprensión del significado más
allá del idioma coloquial), comprensión correcta del
idioma (comprensión correcta de los sonidos como una secuencia
de palabras y frases), visión, aprendizaje mecánico,
planeación de la resolución de problemas generales y
una variedad de asuntos similares (Caudill 1992).
La medicina basada en la
evidencia se constituye en un nuevo paradigma de la medicina contemporánea.
En efecto, los tremendos avances en las comunicaciones y la informática
han facilitado el acceso a la evidencia derivada de la investigación
científica, y comienza a surgir una nueva epistemología,
la epistemología científica como el nuevo
paradigma en el área del conocimiento médico (Marshall
1997).
En un reciente comentario
editorial, J.T. Harrington, decano de la Facultad de Medicina de Tufts
(1997), se refiere al creciente énfasis en el concepto de medicina
basada en la evidencia, para significar que la toma de decisiones
debe estar fundamentada en datos e información cuya veracidad
y exactitud estén científicamente comprobados, lo cual
se debe interpretar como derivados de estudios clínicos prospectivos
y doble ciegos. O sea, que el médico debe basar sus decisiones
en evidencia, que es lo primario, y no en cosas secundarias tales
como anécdotas, reportes de casos, el reclamo de "que
siempre lo he hecho de esta manera" o la opinión del experto.
Es claro que el acceso a la evidencia científica se convierte
en amenaza para la autoridad profesional de los especialistas expertos,
o sea de aquellos considerados como los sabios en medicina. Y, también,
la evidencia emanada de la investigación se utiliza para desafiar
o poner en duda la autoridad del médico, o para exigir excelencia
y accountability, tal como lo plantea M.L. Millenson (1997)
al acusar las prácticas médicas, que, según el
autor, hasta ocho de cada diez no tienen validez científica.
Referencias bibliográficas
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Lobet J. Innovación en microelectrónica. Innov Ciencia
(Bogotá) V(1) :22, 1996.
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- Millenson
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